Un cuento para la diversidad

Todos diferentes formamos un armonioso paisaje

Con esta actividad, por medio de una narración con pictogramas  para centrar su atención vamos a comprender que las cosas diferentes  son necesarias.

         Una mañana de primavera  amanecía, la luz del sol iluminaba el paisaje, las hojas de los árboles cada vez más verdes, escondían las flores que más tarde daría paso a los  frutos.

Una cantidad de animalillos correteaban por el suelo de un lado para otro, estaban las trabajadoras   hormigas, las incansables  abejas de un lado para otro recogiendo el polen de las flores, los caracoles con su tranquilidad comiendo frescas hojas de hierba. Los  pájaros alegraban con su canto volando de árbol en árbol.

Todos son diferentes pero todos son necesarios: los  árboles ofrecen una buena sombra y un aire limpio, son grandes, no se mueven pero sin ellos el sol cuando calienta muy fuerte mataría a pequeños animalillos y los pájaros se quedarían sin casa.

Las hormigas en su incesante caminar y acumular comida hacen una limpieza de la zona, de esta manera se puede ver limpia sin restos de comida. Son negras pequeñitas pero muy, muy trabajadoras

Las abejas, con sus zumbidos, al recoger el polen y llevarlo a las colmenas fabrican un alimento muy sano como la miel, de paso con el polen que levan en las patas permiten que las flores sigan creciendo día a día.

Los caracoles, con su lento caminar, al comer hace que la hierba no crezca mucho de esta manera permite que el campo no se llene de hierbajos que una vez secos pueden dar lugar a in incendio.

Los pájaros, cuando comen semillas permiten también que puedan florecer en otro lado del bosque y así tener más paisajes bonitos.

Hemos visto que todos son diferentes, unos grandes y que no se mueven como los árboles, otros, pequeños y lentos como los caracoles, pero si uno de ellos faltara el paisaje no sería igual, lo mismo pasa con las personas, cada una tenemos nuestro ritmo para hacer las cosas, un tamaño, hacemos mejor unas cosas que otras, pero si alguien faltara o e dejara de lado a uno por diferente, se perdería el poder oír su risa, compartir un juego o poderle ayudar y eso no nos dejaría ver el paisaje completo.